La Agencia de Seguridad Nuclear de Japón decidió este martes elevar la gravedad del accidente nuclear de Fukushima de 5 a 7, el máximo en la Escala Internacional Nuclear y de Sucesos Radiológicos (INES), equiparándolo con el ocurrido en Chernóbil en 1986, que hasta ahora era el único caso de accidente grave.
La Agencia de Seguridad Nuclear de Japón ha justificado este nuevo nivel de alerta por las grandes cantidades de sustancias radiactivas que la central de de Fukushima 1 (o Daiichi) ha estado liberando a la atmósfera, que se corresponden con el nivel 7 de la escala INES. Este nivel se establece cuando se produce la liberación al exterior de materiales radiactivos con amplios efectos para la salud y el medio ambiente, y requiere la aplicación prolongada de contramedidas.
No obstante, el portavoz de la agencia, Hidehiko Nishiyama, destacó que ambos accidentes tienen elementos diferentes y que las emisiones al exterior de Fukushima equivalen hasta ahora al 10% de las liberadas por el reactor 4 de Chernóbil (Ucrania).
Chernóbil explotó por dentro
El 26 de abril de 1986 se decretó el nivel de alerta 7 tras la explosión del reactor número 4 de la central de Chernóbil, en Ucrania (que entonces pertenecía a la URSS). Esta es la principal diferencia entre el accidente de Chernóbil y el de Fukushima. En Japón todavía no se ha dado el caso de una explosión de ese calibre en el núcleo de un reactor nuclear.
Francisco Calviño, experto en energía nuclear, descartaba que en Japón pudiera ocurrir algo similar a Chernóbil y aclaraba la principal diferencia en un encuentro digital en 20minutos.es: "Chernóbil sufrió una gran explosión incontrolada con el reactor prácticamente en marcha".
Además, fue el propio equipo que operaba en la central ucraniana el que causó (de manera no intencionada) el desastre, mientras que en Japón, un fuerte terremoto de 9 de magnitud en la escala Richter dejó sin suministro eléctrico a Fukushima y el posterior tsunami dañó los generadores diesel que suministran energía eléctrica a la central cuando esta deja de recibirla del exterior. Esto desencadenó en una serie de explosiones de hidrógeno que afectaron a la estructura exterior de los reactores, pero que según el portavoz de la Agencia de Seguridad nipona no han llegado a destruir totalmente a los núcleos, aunque no descartan filtraciones desde las vasijas de contención.
En Chernóbil la explosión del reactor se produjo cuando estaba en pleno funcionamiento, mientras que en Fukushima las unidades 1, 2 y 3 se detuvieron inmediatamente después del terremoto de hace poco más de un mes.
Muertes por radiación
Según el portavoz de la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón, Hidehiko Nishiyama, nadie ha muerto por exponerse a las radiaciones que emanan de Fukushima, mientras que en Chernóbil perecieron unas 30 personas por exposición directa, al tiempo que el reactor soviético explotó, algo que no ha ocurrido en el caso japonés.
Según Nishiyama, las emisiones de yodo 131 desde el inicio de la crisis superan los 10.000 terabecquerel (unidad que mide la actividad radiactiva), un 10% de los cientos de miles de terabecquerel que se emitieron en Chernóbil. La radiación, pese a ser alta, dice Nishiyama, permite que los operarios trabajen para enfriar y estabilizar los reactores, aunque aún se desconoce cuándo podrán tener la situación bajo control.
Evacuación del área afectada
Las autoridades soviéticas comenzaron a evacuar la población de las cercanías de la central de Chernóbil 36 horas después del accidente. Un mes más tarde, todos los habitantes que habían vivido en un radio de 30 kilómetros de la central habían sido desplazados. Sin embargo, la radiación afectó a una zona mucho mayor que el área evacuada.
En Japón, el radio de evacuación aumentó, al día siguiente del accidente, de 10 a 20 kilómetros, y las autoridades niponas llevaron a cabo un plan de emergencia (algo que no se hizo en Chernóbil) para intentar prevenir, en mayor medida, la exposición de la población a los materiales radiactivos.
"Lo primero fue distanciar a las personas de la fuente emisora de radiación (la central nuclear), seguido por la administración profiláctica de yoduro potásico", explica Rafael Herranz, jefe de Oncología Radioterápica del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. El Gobierno también advirtió en un primer momento a los ciudadanos de no ingerir agua del grifo o cualquier alimento procedente de la zona cercana a Fukushima, así como no salir de casa y no abrir las ventanas para no estar en contacto con el aire.
Para el doctor Herranz, las medidas tomadas por el gobierno nipón ante la fuga de materiales radiactivos de la central de Fukushima "han sido ejemplarizantes".
"La prevención en Chernóbil fue mucho menor que en Japón", comenta Herranz, quien asegura que ese fue el motivo de que los efectos de la radiación en la población fuesen devastadores.
Este lunes, el Gobierno nipón decidió, además, que ampliará las zonas de evacuación a otras zonas fuera del perímetro de 20 kilómetros desde la central, entre ellas el pueblo de Iitate a 40 kilómetros de distancia.
20minutos.es
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