El Columbia inició con su primer viaje la era de los transbordadores, con los que la NASA ha enviado carga y tripulación a la Estación Espacial Internacional (EEI) y ha hecho soñar a varias generaciones con volar al espacio.
El 12 de abril de 1981 despegaba del Centro Espacial Kennedy de Cabo Cañaveral, Florida, aquella nave con forma de avión, adherida a un gran tanque anaranjado con fuel y propulsada por dos cohetes colocados a ambos lados del aparato. Una imagen que se repetiría en más de 130 ocasiones en tres décadas.
La fecha no fue casual. Otro 12 de abril, veinte años antes, el cosmonauta soviético Yuri Gagarin se convertía en el primer humano en orbitar la Tierra, abriendo la veda de la exploración espacial de la que se cumplen 50 años.
En la misión STS-1, el Columbia orbitó la Tierra 37 veces antes de volver al planeta dos días más tarde a la base de la Fuerza Aérea Edwards en California. Una misión corta comparada con la de sus sucesores, pero suficiente para dar el comienzo a una nueva era.
Destino. Al igual que la misión Apolo XI que llevó al hombre a la Luna el 20 de julio de 1969, el lanzamiento del primer transbordador era una muestra de los increíbles logros del hombre. Diseñado para regresar a la Tierra y aterrizar como un planeador gigante, fue el primer vehículo espacial reutilizable.
Al Columbia le siguieron el Challenger (1982), el Discovery (1983), el Atlantis (1985) y el Endeavour (1991), ambos a punto de realizar sus últimos viajes antes de que la NASA los retire este año y ponga fin al programa con el que ha llevado a 350 personas al espacio.
Pero en su historia llena de éxitos científicos también están grabadas las pérdidas del Columbia y el Challenger en sendos accidentes, que conmocionaron al país. El primero explotó el 28 de enero de 1986 segundos después de despegar y el Columbia se desintegró el 1 de febrero de 2003 cuando reingresaba a la atmósfera.
La-razón.com
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