El navío más grande del mundo está en construcción. Será un coloso de 600.000 toneladas y 3.331 metros cuadrados, un gigante al lado del mismísimo Titanic. La nave hundida en 1912 pesaba tan sólo 52.000 toneladas. Pero este barco no nace para navegar. Estará anclado y servirá para aprovechar los recursos marinos.
La nave todavía no se ha bautizado. Tan sólo recibe una fría nomenclatura técnica: FLNG, que responde a las siglas de Floating Liquified Natural Gas (gas natural licuado flotante), lo que define su función durante 50 años. La compañía Shell capitanea el proyecto en el que trabajan más de 600 personas en todo el mundo, que hasta la fecha ya ha costado 1,6 millones de euros.
Una estructura así no puede construirse en cualquier lugar. Aunque Shell es una compañía angloholandesa, sólo hay en el mundo cuatro o cinco dársenas en seco suficientemente grandes, y no están ni en Holanda ni en Reino Unido.
Un astillero de Samsung, en la isla surcoreana de Geoje trabaja en el casco. Se estima que el proyecto costará entre 5.500 y 10.400 millones de euros. El precio del gas natural licuado se ha disparado, y Shell espera hacer gran negocio gracias al crecimiento de la demanda.
En las profundidades del mar existe gran cantidad de gas, pero a cientos de miles de kilómetros de la costa o del gasoducto más cercano. Llegar hasta esas reservas ha sido hasta ahora inviable. La primera sección se abrirá el 2012 y el 2017 echará el ancla en la costa norte de Australia.// La-razon.com
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