Italia, hermosa en cada rincón, tiene algunos iconos fundamentales. Roma y Venecia son los primeros que nos vienen a la cabeza. Pero en los últimos años, un rincón de Italia se ha convertido en un sinónimo internacional y glamuroso de lo que es belleza, paisajística y urbana. Hablamos de la Toscana.
Son muchos los turistas que identifican la Toscana con el saber vivir, una acción que incluye hacerlo en un marco donde todo parece bello, estratégicamente situado para embellecer cada momento y situación. La mayoría de los más diez millones de visitantes que recibe cada año lo creen así.
Toscana posee más del 50% del patrimonio artístico italiano. Giotto, Masaccio, Botticelli, Brunelleschi, pero también Leonardo y Dante, son algunos de los hombres ilustres que aquí nacieron y vivieron, dejando signos indelebles en el territorio, como atestiguan las cerca de 5000 villas históricas presentes en la región.
En esta región hay 198 teatros, 953 bibliotecas, 800 jardines históricos y 4.000 edificios insignes entre castillos y fortificaciones. Pero en esta ocasión nos acercamos a su patrimonio y natural y a su turismo vinculado a la salud: los balnearios.
Balnearios de aguas naturales
Toscana es la región que goza del número más elevado de infraestructuras. En su territorio, de hecho, hay 24 instalaciones, pues en la región son muchas las fuentes ricas en elementos naturales, nacimientos cuyas aguas, tras haber esculpido las rocas, ven la luz del sol formando maravillosas piscinas naturales en las que zambullirse, renovarse y encontrar el equilibrio físico y la serenidad interior.
Los balnearios de Toscana son un reducto de lugares con encanto donde la naturaleza responde a las necesidades de la salud y el bienestar; prueba de ello es la eficacia de sus tratamientos, que contribuyen a la curación de importantes patologías como reumoartropatías, afecciones respiratorias y vasculopatías.
Las estructuras hoteleras más prestigiosas son Fontever de Casciano Dei Bagni, en Siena; Termas de Saturnia, en la provincia de Grosseto; Grotta Giusti de Monsummano Terme, en Pistoia, o las Termas de Versilia Villa Undulna, en uno de los tramos más bellos de la costa tirrena.
De pinares y playas
Toscana no solo es arquitectura y saber vivir; también es naturaleza. Los 633 kilómetros de costa toscana (191 kms de playa) ofrecen una extraordinaria variedad donde elegir, y todas capaces de satisfacer al turista más exigente.
Lugares como Versilia y Forte dei Marmi, para los que aman la "dolce vita"; las playas, los pinares y el mar para quienes buscan el contacto con la naturaleza, o las ensenadas de la Costa Etrusca para los que desean hacer viajar la imaginación. Y, después, el Archipiélago toscano, con sus acantilados proyectados hacia el mar, mirando al atardecer de mil colores, o las limpias aguas de la Maremma.
Los amantes de la montaña, por su parte, tienen a su disposición kilómetros de senderos trekking y recorridos en bicicleta de montaña, pistas de esquí, 1500 grutas por explorar, pero también pura contemplación y reposo absoluto.
Hablar de montaña toscana implica todo esto, un viaje a través de los colores y de las emociones de una de las regiones más hermosas del mundo, en busca de un paisaje que ha permanecido intacto con el paso del tiempo gracias a las 132 zonas protegidas presentes en la región.
El turismo del vino
En Toscana se ha realizado una extraordinaria simbiosis entre la realidad productiva agrícola, perfectamente integrada en el paisaje, y el turismo de calidad. El atento turista, que ama descubrir no sólo las imágenes del paisaje, sino también los sabores y los aromas, encuentra en nuestra región un objetivo ideal.
Toscana, de hecho, es una tierra rica, donde la tradición y la cultura enogastronómica se manifiestan a gran nivel: aceite, vino (desde el Chianti hasta el Brunello), setas, castañas, fiambres, quesos, son desde hace siglos protagonistas en las mesas toscanas.// 20minutos.es
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