1. Educa desde el amor. Educar es amar. La Educación es un acto de generosidad enorme. Como docente da lo mejor de ti para tus alumnos. Y hazlo sin esperar nada a cambio, porque esa es, precisamente, la esencia de amor. Así es tu profesión: un acto de amor y de generosidad hacia tus alumnos.
2. Educa desde la pasión. No hay educación posible sin la pasión que transmites todos los días a tus alumnos. Una pasión personal y también profesional. Una pasión que debe inundar todos los momentos en los que compartes tus conocimientos con los alumnos. Una pasión que salga desde lo más hondo y con una gran capacidad de proyección.
3. Educa desde el entusiasmo. Transmite tu entusiasmo a tus alumnos y comprobarás que enseñar se vuelve mucho más fácil. Porque desde tu entusiasmo serás capaz de ser más optimista, más imprevisible, más creativo, en definitiva, mejor docente. Todo aquello que llevas a cabo sin entusiasmo está destinado al olvido.
4. Educa desde la empatía. Ponte en la piel de tus alumnos. Practica la escucha activa. Mírales a los ojos y asiente con la cabeza cuando te expresen sus preocupaciones o quieran compartir sus éxitos contigo. Sé cercano a sus vidas y enseñarás a personas que nunca te olvidarán no por lo que has enseñando, sino por lo que has representado en sus vidas.
5. Educa desde la resiliencia. Sé resiliente y podrás gestionar todas aquellas dificultades que tu profesión te exige diariamente. Enseña a tus alumnos a resolver problemas, a practicar la bondad, a ser positivo, a formular buenas preguntas, a adquirir hábitos saludables.
6. Educa desde la honestidad. Sé honesto y enseña aquello que sepas con certeza. y, sobre todo, esfuérzate siempre por enseñar en lugar de explicar. En la diferenciación entre enseñar y explicar radica buena parte de tu responsabilidad como docente.
7. Educa desde la cooperación. Enseña a tus alumnos a ser cooperativos, a trabajar juntos para un bien común y un mismo fin. Y hazlo enseñándoles la importancia que tiene la ayuda mutua y el apoyo entre iguales.
8. Educa desde la inclusión. Transmite a tus alumnos el valor de la heterogeneidad. Una heterogeneidad que siempre debe buscar como finalidad una Educación en la que todos los alumnos puedan partir con las mismas opciones, con las mismas oportunidades. Sólo existe una Educación posible, y esta Educación pasa por una Educación inclusiva.
9. Educa desde el conflicto. Educa a tus alumnos haciéndoles ver que el conflicto en muchas ocasiones puede convertirse en una oportunidad. Enseña el valor que tiene para tus alumnos el conflicto positivo, es decir, un conflicto visto desde la perspectiva de la constructividad, donde el problema no esté por encima de la persona, donde la evitación se convierta en diálogo, donde la unidireccionalidad de la razón se transforme en negociación y acuerdos.
10. Educa desde la sonrisa. Enseña a tus alumnos con la mejor de tus sonrisas. Una sonrisa que les demuestre tu amor, pasión, entusiasmo, resiliencia, honestidad, cooperación y transformación del conflicto en una oportunidad. Que sea tu sonrisa tu mejor carta de presentación y contágiala a tus alumnos, a tus compañeros y a toda tu comunidad educativa. No sólo enseñes. ¡Inspira!
Estos son los 10 mandamientos a los que debes enfrentarte todos los días en tu profesión. Sin duda, un reto apasionante.¿Empezamos?// Justifica tu respuesta (COM)
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