Pues bien, en el post de hoy me gustaría aportar mi pequeño grano de arena al mundo de la nanoalimentación. Con el doble objetivo de no estancar el progreso de los nanoalimentos y de conseguir despejar todas las dudas existentes sobre sus riesgos, voy a proponer un decálogo de actuaciones que creo deberían llevarse a cabo de forma urgente en el campo de la nanoalimentación.
Ahí van mis diez mandamientos:
1) Armonizar una legislación internacional en materia de nanoalimentación. Urge decidir si se debe cambiar radicalmente la normativa vigente respecto a los alimentos convencionales para adaptarla a la nanotecnología, dejarla como está o simplemente modificar las directrices necesarias para su aplicación de tal manera que se especifiquen criterios para las pruebas de seguridad en nanoalimentos.
2) Validar y estandarizar de forma oficial los métodos de análisis necesarios para detectar y caracterizar la presencia de nanopartículas en matrices alimentarias.
3) No regular tecnologías sino productos individuales. Es necesario evaluar el efecto en el organismo de cada nanopartícula y no caer en el error de generalizar. Ni en todas las nanociencias (medicina, alimentación, informática, materiales, etc.) se emplean las mismas nanopartículas, ni el origen de todas las nanopartículas es el mismo (no es lo mismo un nanocompuesto procedente de la digestión de una proteína que otro en el que participen metales), ni todos los tamaños de nanopartículas son los mismos (por lo que unas atravesarán unas paredes fisiológicas y otras no podrán hacerlo).
4) Establecer la toxicología, toxicinética y biodisponibilidad de cada tipo de nanocompuesto estableciendo las “dosis límites” que no habría que rebasar para que las nanopartículas empleadas sean inocuas ya que estos parámetros pueden afectar a la bioquímica celular y otros procesos fisiológicos del organismo.
5) Realizar estudios in vitro e in vivo para evidenciar la efectividad de las propiedades funcionales reivindicadas para el nanoalimento, tanto a nivel de nanocompuesto (nanopartícula, nanoencapsulado, nanofibra…) como a nivel del producto final.
6) Conocer el comportamiento de agregación de cada nanopartícula en la matriz alimentaria donde quiera introducirse para predecir la formación de macroestructuras al interaccionar con los ingredientes intrínsecos del alimento.
7) Conocer las posibles variaciones en el estado físico-químico de la nanopartícula a lo largo de toda la vida útil del producto y que puedan afectar a su comportamiento.
8) Determinar la posible migración de nanopartículas que formen parte de los envases alimentarios hacia los alimentos envasados.
9) Homogeneizar de forma clara, inequívoca y universal cuáles son los pasos que hay que dar para comercializar un nanoalimento.
10) En el caso de que se establezca mediante métodos oficiales que un nanoalimento no presenta riesgo sobre la salud humana es absolutamente necesario etiquetar ese producto de forma similar a como se hace en un alimento convencional. Hay que aprender de los errores y no permitir etiquetados que induzcan a error al consumidor del tipo “sin nanopartículas” o similares.// Tecnología Nano (COM)
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