Cuando una mujer empieza a narrar su primer encuentro, él echa a temblar. ¡Recuerda hasta el detalle más insignificante! Mientras ella rememora momentos y menciona con insólita precisión calles, personas, fechas..., él se revuelve en el sillón intentando inútilmente aportar si quiera algún pormenor a la conversación. Finalmente, cuando quiere abrir la boca, cae en la cuenta de que esta retahíla de recuerdos venía a cuento porque es el aniversario de la pareja. Una vez más, lo ha olvidado.
"Hombre, mujer... es lo mismo. Bueno, tal haya alguna diferencia... ¡Vive la 'différence'!", dirían Katherine Hepburn y Spencer Tracy en el irónico pero certero diálogo que baja el telón en 'La costilla de Adán'. La primera disimilitud se cuenta en palabras: ellas pronuncian unas13.000 más cada día.
¿Pero existe realmente un fondo científico para aplicar el tópico de la dificultad en la orientación espacial entre las mujeres y la menor capacidad de expresividad verbal entre los varones? Sin entrar en consideraciones o tópicos sexistas, cada vez son más las razones que la ciencia va encontrando que explicarían que la mujer hable mucho más:
- Mayor número de conexiones cerebrales entre los dos hemisferios que facilitan que pueda hablar y realizar otras tareas al mismo tiempo.
- La región cerebral responsable del lenguaje es más amplia. A la mujer se le atribuye más intuición, mejor memoria y mayor desarrollo del lenguaje y del pensamiento analítico. Ellos ganan en coordinación, deducción matemática y control motor.
- Los estrógenos, hormonas femeninas por excelencia, activan esas conexiones desde la infancia. La testosterona, presente en mayor cantidad en los hombres, las frena. Debido a esta actividad hormonal, las mujeres estarían mejor preparadas para realizar tareas vocales y conductas simbólicas. Los hombres, actividades espaciales y motoras.
- Sus fluctuaciones neurológicas originan un vaivén imprevisible de pensamientos y emociones que se expresan en palabras.
- Presenta dosis mucho más generosas -hasta un 30% más- de la proteína FoxP2, también conocida como proteína del lenguaje. Es uno de los últimos hallazgos que llegan de la Universidad de Maryland, en Baltimore.
- El lenguaje activa los centros de placer en su cerebro, sobre todo al compartir amores y desamores o aventuras y desventuras sexuales. El lenguaje es el pegamento que conecta a las mujeres.
- Su verborrea le sirve de reclamo emocional para ayudarle a alcanzar el orgasmo. Al contrario que ocurre con el lloriqueo o el lamento -que echan por tierra la libido masculina, según comprobaron investigadores del Instituto Weizmann de Ciencia (Israel)-, las palabras podrían resultarle innegablemente efectivas en el momento del coito para llegar al orgasmo, como ha quedado patente en el último Congreso de Sexología, celebrado en Córdoba.
- Emocionalmente, necesita la palabra para aliviar el estrés. Esto hace que, por ejemplo, ante un conflicto, el instinto masculino incite a resolverlo. Al hablarlo, la mujer no busca solución, ni siquiera respuesta. Sólo quiere aplacar su preocupación.
- Hablar le ayuda a concretar su habilidad para leer emociones y estados de ánimo.
- Presión evolutiva. Durante generaciones, la cultura y la educación han reforzado esas diferencias entre el cerebro masculino y femenino.
De todos modos, el neurólogo David A. Pérez, presidente de la Fundación del Cerebro, aconseja no mirar todo desde la óptica del género: "No existen diferencias relevantes en cuanto a inteligencia general y el solapamiento entre ambos grupos es enorme. Por tanto, es imposible predecir entre dos sujetos, hombre y mujer, si uno u otro tendrán una puntuación mayor o menor en cada área. Es imposible pronosticar qué habilidades cognitivas tendrá simplemente por su sexo.// El Mundo (ES)
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