Hace unos meses mi compañero Julián Jesús Moscoso publicó en su blog vecino aquí en prevencionar.comun interesante artículo titulado 10 razones para ejercer como técnico en prevención de riesgos laborales, el cual recomiendo encarecidamente y con el que estoy absolutamente de acuerdo.
Todas esas razones que expone Julián Jesús hacen, sin duda alguna, del trabajo de prevencionistauna profesión muy interesante y gratificadora. No obstante, por hacerle un punto de contra (con total afecto por supuesto), se me ha ocurrido exponer en el presente artículo otras 10 razones o motivos por los que la tarea de los técnicos de prevención se hace complicada o desencentivadora.
Por supuesto, quizá estas razones no sean motivo tan tajante como para renunciar a esta profesión tan apasionante. Aclararemos al respecto que el titular del presente artículo de tono sensacionalista es simplemente para que sea contramimético al de Julián Jesús.
Así pues, estas 10 razones serían las siguientes:
- La gran RESPONSABILIDADque asumen los técnicos en el desarrollo de su trabajo. Primero la responsabilidad directa sobre la salud e integridad de los trabajadores sobre los que se incide. Es algo que no se recuerda mucho, pero que es así. Cada técnico de prevención tiene una responsabilidad moral cada vez que ocurre un daño en la salud de algún trabajador de alguna de las empresas en la que se encarga de la prevención. Esa responsabilidad que te hace preguntarte después de un accidente si como técnico podría haber hecho algo más. A esto evidentemente hay que sumarle las responsabilidades legales que se tienen como técnico que son ciertamente importantes. Cada vez más técnicos de prevención van siendo imputados, y algunos condenados, por responsabilidades en casos de accidentes graves.
- La MALA IMAGENque en general se tiene de la prevención de riesgos y de los técnicos de prevención en particular. Las empresas en general ven al técnico como el “tocapelotas”que viene a marearnos, a envalentonar a los trabajadores y a hacernos gastar dinero. Los trabajadores ven al técnico como el que viene a controlarnos a ver si cumplimos las normas de seguridad. Los organismos de control ven al técnico como el chivo expiatorio que no hace bien su trabajo y al que hay que pedir responsabilidades de lo que pueda pasar. Para los trabajadores y sindicatos, trabajas para la empresa y sus intereses; para la empresa trabajas para los intereses de los trabajadores. En fin… Muchas veces es complicado hacer entender que los intereses son para todos y que la prevención beneficia a todos.
- La gran PRESIÓNque sufren los técnicos de prevención. Por la propia responsabilidad que asumen y, sobretodo, por la presión de sus propias entidades en cuánto a carga de trabajo y objetivos, en particular en los servicios de prevención ajenos. La mercantilización de la prevención ha llevado a que los técnicos de los servicios de prevención ajenos estén cada vez más presionados para conseguir objetivos económicos para la entidad para la que trabajan. Por un lado, los técnicos tienen que hacer mayor número de actividades en menos tiempo, lo que obliga a rebajar bastante la calidad de los trabajos. Además, el hecho de que en la práctica lo importante sean los documentos, hace que se eleve considerablemente el tiempo dedicado por los técnicos a labores administrativas y de oficina, con lo que se dispone de mucho menos tiempo para el trabajo de campo y de contacto directo con las empresas y con los trabajadores, que a nuestro parecer, es fundamental para una adecuada prevención. Por otro lado, los técnicos se ven forzados a conseguir más contratos de todo tipo. De hecho hoy en día los técnicos, en muchos casos, actúan más de comerciales que de prevencionistas.
- La REMUNERACIÓN, y otras condiciones laborales, de los técnicos de prevención son, en general, mejorables en muchos de los casos.
- La creciente y excesiva BUROCRATIZACIÓNde la prevención que obliga a que los técnicos inviertan mucho de su tiempo y esfuerzo en tareas administrativas, de trámites burocráticos y de elaboración de documentos estándar. A pesar del largo debate al respecto que se tiene desde hace años y las diversas medidas planteadas para resolverlo, la situación no parece haber mejorado mucho, la prevención sigue siendo básicamente
- La excesiva CARGA DE TRABAJOque la mayoría de técnicos tienen que asumir hoy en día, especialmente los que trabajan para servicios de prevención ajenos. La mercantilización de estos servicios en los últimos años ha llevado a una elevada competencia, lo que hace que, para optimizar los recursos, los técnicos cada vez tengan más carga de trabajo con el mismo tiempo.
- La AMPLITUD DE CONOCIMIENTOSque es necesario tener para ejercer adecuadamente con las tareas y funciones de técnico de prevención. Hay que saber aspectos de arquitectura, de ingeniería, de derecho, de química, de estadística, de psicología, de pedagogía, de gestión empresarial y de recursos humanos y más. Hoy en día, en la mayoría de los casos, un técnico realiza prácticamente todas las tareas del ámbito preventivo. No suele haber especialización. El mismo técnico hace evaluaciones de riesgo, planes de emergencia, mediciones higiénicas, estudios psicosociales, análisis ergonómicos, imparte formación preventiva de todo tipo, etcétera, etcétera. En parte es un aliciente esta amplitud de áreas de conocimientos para los profesionales que se dedican y se quieren dedicar a la prevención, pero es muy difícil abarcar todo adecuadamente y ello puede suponer stress en los profesionales al no sentirse suficientemente preparados para determinados trabajos. Todo esto lógicamente queda camuflado por el sistema de documentación tipo(el conocido como corta y pega) que se emplea por la mayoría de servicios de prevención, lo que simplifica en mucho el trabajo de los técnicos precisando mucha menor preparación y conocimientos de los mismos, todo a costa evidentemente, a nuestro juicio, de una prevención de baja calidad. Además hay que añadir, que los técnicos en general disponen hoy en día de poco o nada de tiempo para formarse y actualizar conocimientos y mucho menos para la investigación o la innovación.
- El poco RECONOCIMIENTOque tienen los técnicos de prevención, por las empresas, por los trabajadores, por las organizaciones sindicales, incluso por sus propias entidades de prevención para las que trabajan. A esto hay que añadir la inexistencia de colegios profesionales de técnicos de prevención y de asociaciones de los mismos con influencia suficiente para poder defender adecuadamente los intereses de estos profesionales.
- La excesiva COMPETENCIAde profesionales de la prevención que existe hoy en día en el sector. En los últimos tiempos se ha generalizado y extendido de tal manera la formación para poder ejercer como técnico de prevención que hay ya muchos con la titulación necesaria para ello. Entre los técnicos superiores (que como se sabe puede accederse a este nivel con cualquier licenciatura o diplomatura), los técnicos intermedios y los técnicos de prevención de riesgos profesionales salidos de los módulos de formación profesional, los recursos disponibles en el mercado laboral de este sector son muchos. Y además hay que reconocer que los masters por los cuales se obtiene la formación que capacita para ejercer de técnico no son especialmente exigentes. A esto hay que añadir que algunas empresas han optado por la autogestión técnica de la prevención por parte del propio empresario, con lo que se reducen los puestos de la oferta preventiva.
- La dificultad de ponderar la VALÍA REALdel trabajo ejercido por los técnicos de prevención. La prevención es muy difícil de cuantificar, la estadística de siniestralidad laboral, como saben bien todos los prevencionistas, no es un fiel reflejo de la labor que desempeñan los técnicos. Los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales dependen de diversos factores y, en la mayoría de los casos de varios responsables, que hace muchas veces difícil controlar su prevención, y mucho menos por el técnico ajeno a la empresa. Los servicios de prevención ajenos valoran a sus técnicos en función de la cantidadde actividad que realizan, cuantificada normalmente en la documentación generada y en el número de visitas realizadas. Lo cierto es que en pocos casos se profundiza en apreciar la calidad real del trabajo del profesional de la prevención, que muchas veces no puede quedar reflejado en ningún papel, hablamos por ejemplo de la dedicación e implicación para resolver un problema preventivo que conlleva dedicar el tiempo y los recursos necesarios, o también por ejemplo de la capacidad del técnico para convencer y persuadir a trabajadores y empresarios para aplicar una adecuada prevención, etc.
A pesar de estos aspectos negativos para la profesión de prevencionista, nos quedamos sin duda con los positivos (como los que destaca nuestro amigo Julián Jesús) de esta gran profesión, algo incomprendida pero verdaderamente apasionante y estimulante.// Prevencionar
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