Nuevas investigaciones han determinado que algunas estrellas viejas se mantienen con vida debido a la rapidez de su giro y que, cuando éste se hace más lento, explotan como supernovas. Este estudio, llevado a cabo en el centro Hardvard-Smithsonian, ha resuelto el misterio de las supernovas conocidas como 'Ia'.
La investigadora Rosanne Di Stefano, ha explicado que cuando una enana blanca gana masa acelera su giro y si se mueve a la velocidad suficiente puede cruzar la barrera de las 1,4 masas solares y se convierte en una estrella masiva tipo Chandrasekhar. Sin embargo, si deja de robar materia, la enana blanca disminuye gradualmente su velocidad y, al final, el giro no es suficiente para contrarrestar la gravedad, llevando a una supernova tipo Ia.
En este sentido, los expertos señalan que la diferencia de velocidad puede suponer un retraso de hasta mil millones de años entre el final de la ganancia de masa y la explosión en una supernova. Esto permitiría a la estrella compañera evolucionar en una segunda enana blanca y disipar cualquier material alrededor.
Los científicos estiman que en la galaxia hay tres supernovas tipo Ia cada mil años. Si a una enana blanca supermasiva le lleva millones de años disminuir su velocidad y explotar, los cálculos sugieren que debería haber docenas de sistemas preparados para explotar a pocos miles de años luz de la Tierra. Ahora, el desafío de los astrónomos es dar con ellos.
Di Stefanno ha destacado que no se han hallado casos en la Vía Láctea, pero ha señalado que los estudios recientes sugieren que no se han estado buscando los signos correctos. Ahora, la intención de los científicos es modificar la búsqueda de las estrellas que consideran "precursoras de las supernovas". Para ello, según ha apuntado la científica, hay que encontrar pequeñas cantidades de hidrógeno y helio cerca de la explosión de la supernova, unas mediciones que hasta ahora no se hacían.// 20minutos.es
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