Quito, una ciudad con carácter, alma, historia y que por su belleza se ha ganado el apelativo de "Carita de Dios", sufre a diario la agresión de algunos de sus habitantes, que tiran sin pudor botellas, papeles y cáscaras de plátano en sus parques y plazas, desatino que ahora se salda con multas.
Que poco se conozca sobre la génesis del apelativo no impide a los habitantes de Quito, oriundos o no, repetirlo constantemente en un eco que ha superado varias generaciones.
"No sé de dónde surge exactamente ese término ni cuándo, pero yo lo relacionaría con que es una ciudad muy hermosa, con que está muy alto (2.850 metros sobre el nivel del mar), que está cerca del cielo", dijo a EFE Luz Elena Coloma, gerente general de la empresa municipal de Turismo.
Una urbe "tan bella", en algún momento también inspiró a algún poeta a llamarla la "antesala del cielo", un sobrenombre que podría motivar a los habitantes a asegurarse de que la "Carita de Dios" está "impecable", dijo Coloma.
Pero puede que quienes la bautizaron así miraran a las alturas pues en el suelo —sin desconocer la belleza— la realidad es otra, como demuestran 200.000 chicles botados en el centro de la ciudad, según cálculos del Municipio, y montones de restos que cubren los parques los domingos, cuando se retiran los visitantes.
Las autoridades locales han tomado cartas en el asunto y han recaudado 270.000 dólares en tan sólo cuatro meses por infracciones que van desde los 53 dólares hasta los 528.// La-razon.com
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