Las Grasas Trans se encuentran en los alimentos elaborados industrialmente con aceites vegetales y se encuentran en aperitivos y snacks salados, como papas fritas, palitos, galletas, pizzas, margarinas, barritas de cereales, hamburguesas, magdalenas, empanadas y productos precocidos como canelones y croquetas, entre muchos otros.
Es importante consultar las etiquetas si se consumen estos productos con frecuencia. Según los criterios la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de grasas trans deben representar menos del 1% de las calorías diarias ingeridas.
Si tomamos como ejemplo un adulto que consume un promedio de 2.000 calorías diarias, y que cada gramo de grasa contiene 9 calorías, podemos estimar que 2 gramos (aproximadamente) es la cantidad de Grasas Trans que una persona puede comer por día.
Su utilización es para mejorar la textura, el sabor, con lo cual en general abaratan el costo del producto. Es importante leer las etiquetas.
La principal consecuencia, conocida desde hace años, es su influencia sobre el colesterol. Abusar de este tipo de grasas contribuye a aumentar los niveles de colesterol y de triglicéridos en sangre, lo que provoca un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
Concretamente, las grasas trans hacen que disminuya el colesterol "bueno" o HDL y elevan el "malo" o LDL.
A su vez, el colesterol no es el único afectado por la presencia de las grasas trans. También pueden retrasar el crecimiento y la maduración del cerebro.
Es importante tener en cuenta que las grasas son esenciales, ya que forman parte de la membrana de las células, y la presencia de las mismas puede llevar al organismo a formar paredes celulares defectuosas. Los ácidos grasos trans también parecen aumentar el riesgo de diabetes tipo 2 en mujeres.// Entre mujeres
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