Que el impacto de la crisis económica ha afectado de forma desigual a hombres y a mujeres es una evidencia cada vez más clara. Las mujeres siguen teniendo más tasa de paro, menor ocupación y unas condiciones laborales más precarias que sus compañeros. La división sexual del trabajo, inherente a la sociedad androcéntrica, también condiciona la vida sociolaboral de las mujeres. Y más en un momento en el que, mientras arrecia la tormenta, el desempleo y también el cuidado se feminizan.
El informe elaborado por la Fundación 1 de Mayo, de CCOO, aporta algunas claves sobre la situación sociolaboral de las mujeres hoy e incide en la necesidad de "mirar desde la óptica de género" como la única vía para avanzar hacia el horizonte aún difuso de la igualdad entre hombres y mujeres.
1. La segregación laboral sigue aumentando
A pesar de haber igualado e incluso superado el nivel educativo de los hombres, las mujeres siguen estando sobrerrepresentadas en empleos de menor remuneración y baja productividad. El empleo doméstico, un refugio en tiempos de crisis, es un ejemplo de ello. Especialmente segregados están también todos los sectores destinados al cuidado de otras personas, como la educación, la sanidad, los servicios sociales o las amas de casa.
Según el informe, la segregación laboral que aún persiste en el mercado español explica cómo el género sigue siendo un factor desencadenante de la discriminación y la vulnerabilidad de las mujeres en el trabajo frente a los hombres.
2. El desempleo se feminiza
El paro tiene hoy rostro de mujer. Si en los primeros momentos de la crisis fueron la industria y la construcción los escenarios que protagonizaron la mayor caída de empleo, el sector servicios, donde las mujeres son mayoría, ha terminado de disparar la destrucción de trabajos.
En los datos que aporta el estudio, sin embargo, se da una paradoja: un aumento en la actividad paralelo al crecimiento del desempleo de las mujeres. Este contrasentido responde, como explica el informe, a un mayor número de mujeres amas de casa que, cuando comenzó a golpear la crisis, salieron a buscar empleo. Otras, que fueron expulsadas del mercado laboral, no han cejado en su empeño de volver a trabajar.
3. La tasa de paro juvenil se dispara
Si el desempleo de los jóvenes sorprende con cifras cada vez más escandalosas, la brecha por sexos tampoco deja de crecer, con un efecto especialmente agresivo con las mujeres. Esta situación también provoca la degradación de la calidad de los empleos, pues tanto unos como otras aceptan cualquier trabajo con tal de poder entrar en el mercado laboral.
4. La tasa de inactividad desciende, pero no entre las jóvenes
La tasa de ocupación y de actividad de las mujeres ha tenido, según el informe, un aumento constante en los últimos 15 años. Pero hay una excepción a esta tendencia: las chicas más jóvenes. Este grupo se escapa de esta evolución, sobre todo por el efecto desánimo, que provoca que haya 1.500.000 mujeres entre 16 y 29 años inactivas frente a los 1.2400.000 chicos de esta misma franja de edad en el último cuatrimestre de 2013. A cambio, ellas optan por prolongar sus años de formación.
5. Más jornadas parciales entre las mujeres
El aumento de los empleos a jornada parcial es una realidad desde 2009, pero la reducción de horarios ha afectado con mayor crudeza a ellas. Según los datos de la EPA del cuarto trimestre de 2013, en números absolutos, a finales de 2013 había 730.000 hombres con este tipo de jornada y algo más de dos millones de mujeres (de un total de más de siete millones que estaban ocupadas en este periodo).
Como explica el informe, esta modalidad de trabajo, que se ha disparado bajo la falsa promesa de conciliación, implica menores ingresos, dificultades en el desarrollo de la carrera profesional y menor protección social. Así, según la Organización Internacional del Trabajo, las personas empleadas a tiempo parcial tienen una situación desfavorable con respecto a aquellas que desempeñan trabajos con jornada completa.
Sin embargo, según el estudio, las perspectivas a la hora de aceptar un trabajo a tiempo parcial difieren entre hombres y mujeres, sobre todo entre los jóvenes. Mientras para ellos supone un 'mientras tanto' dentro de una trayectoria que se dirige a conseguir un empleo a jornada completa, para ellas parece convertirse en un empleo de 'destino'.
Trabajar a media jornada es para ellas la única manera de conciliar la vida familiar con la laboral. En concreto, según el informe, "un 21% de las mujeres aceptan esos empleos para poder compatibilizar esa actividad con el cuidado de menores o de otras personas adultas, enfermas, incapacitadas o mayores, u otras obligaciones familiares o personales". Entre los hombres, sin embargo, "el porcentaje que dice tener una jornada parcial para poder hacer frente a las responsabilidades familiares alcanza tan sólo el 2,01% del total".
Si la mujer accede a contratos parciales desde temprana edad, cotizará menos y, por tanto, sus prestaciones por desempleo serán también más cortas. Además, encontrarán más dificultades para el acceso a derechos laborales básicos como el de la formación continua, lo que dificulta su emancipación como mujer trabajadora.
6. Las mujeres inmigrantes: un colectivo vulnerable
Las mujeres que además son migrantes sufren una situación sociolaboral especialmente complicada. En sólo dos años, hay 415.000 puestos de trabajos menos ocupados por personas de nacionalidad extranjera, un descenso que impacta casi de manera tan agresiva en mujeres como en hombres. Del total, un 53,7% eran desempeñados por ellos y un 46,3 por ellas. Este ritmo frenético de destrucción de empleo tiene que ver con el alto porcentaje de población migrante en los sectores más golpeados por la crisis, como la construcción y los servicios, con trabajos temporales sin requerimientos de cualificación.
7. El empleo no libra a las mujeres de la pobreza
Tener trabajo y estar bajo el umbral de la pobreza ya no es un contrasentido. En el conjunto de Europa, este grupo de personas compone el 9% del total, mientras que en España se sitúa en el 12,3%. Si el hogar es monoparental, la situación se complica aún más. El informe arroja que "un 90% de las familias con un adulto e hijos a cargo están sustentados por mujeres y son los que afrontan un mayor riesgo de pobreza", pues su presencia se concentra en los empleos con los salarios más bajos.
"El 51,4% de las mujeres ganan 1,5 veces el salario mínimo interprofesional (641 euros) y sólo el 0,27% de ellas lo superan en diez veces", subraya el estudio.
8. La austeridad en el sector público recorta empleo de mujeres
El sector público está siendo la diana perfecta para los recortes. Este campo de trabajo, estable y razonable en cuanto a horarios, tiene sobrerrepresentación de mujeres (55%). En menos de dos años, el descenso del empleo público afecta a unas 200.000 asalariadas frente a casi 180.000 varones.
Pero el informe matiza: "En términos relativos, la destrucción de empleo en este sector es mayor entre los hombres, aunque el ajuste va a repercutir especialmente en las mujeres, debido a que la igualdad de género es mayor en aquellos países donde el Estado y el sector público está más presente".
9. La desigualdad laboral se traslada a las prestaciones por desempleo
Los obstáculos económicos y sociales que dificultan la inserción laboral de las mujeres se ponen de relieve en la brecha salarial, pero también en las prestaciones por desempleo y las pensiones. Y el estudio lo explica: "Las mujeres empiezan primero con empleos más precarios y peor remunerados". Si son despedidas, la protección que se les brinda por desempleo son también peores.
Como revela el informe, las mujeres desempleadas de larga duración (más de un año en paro) perciben un 77% menos de prestaciones que los hombres. Entre las razones, explican, "se encuentra la segregación horizontal y vertical, su ubicación en sectores y ocupaciones con menores salarios, la temporalidad y la mayor tasa de jornada a tiempo parcial".
10. El tijeretazo a las políticas de igualdad empieza a tener consecuencias visibles
La crisis económica ha relegado a un segundo plano a las políticas de género, que son ahora preocupaciones 'de segunda'. Un dato que avala el nuevo lugar que ocupa la igualdad en las prioridades del Gobierno es el descenso de España hasta en 14 puestos en el ranking de países más igualitarios que elabora anualmente el Foro Económico Mundial para evaluar la brecha de género en 135 puntos del planeta. Los mismos puntos ha caído también en el índice global de igualdad de género entre 2010 y 2012.
Que las políticas de igualdad vuelvan al primer plano de las estrategias políticas y sociales, concluye el informe, "es la única manera de seguir avanzando hacia la igualdad en todos los ámbitos". Y este objetivo sólo podrá alcanzarse si la igualdad se incorpora como eje transversal de todas las decisiones y comienzan a compensarse las desigualdades que existen y que, a veces, la sociedad se niega a reconocer.// El Diario (ES)
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