Muchas veces las mujeres cristianas se preguntan si hay aún hombres decentes en algún lugar, se impacientan y empiezan a cuestionarse si quizás deben ser menos exigentes para encontrar pareja
J. Lee Grady, escritor cristiano del artículo en el cual se basa esta reseña, da su consejo: "¡No aceptes nada por debajo de lo que Dios pide! Estás mejor soltera que con el tipo equivocado". Y a continuación da una lista de 10 tipos equivocados que deberías evitar como esposo.
1. El no creyente
Grady recomienda tomar en cuenta lo que dice 2 Corintios 6,14: “No os atéis a los no creyentes, porque ¿qué tienen en común la justicia y la impiedad, qué compañerismo hay entre la luz y la oscuridad?"
Si bien existen matrimonios exitosos entre personas creyentes y que no lo son (no es la mayoría de los casos), este será un factor que hará muy complicada la relación matrimonial. Como mujer creyente, tus decisiones están regidas por la Palabra de Dios para ti y va a ser difícil compaginar estos criterios con los de alguien que no comparte tu fe. Una de las mayores dificultades la encontrarán en las decisiones sobre la educación de los hijos en la fe.
No basta que el candidato te acompañe a Misa o se anime a ir contigo de misiones. Se debe percibir en él una actitud viva con respecto a su fe, un compromiso de vida personal con Cristo y sus mandamientos, y el amor a Dios y a los sacramentos, incluso cuando no estás con él. En realidad, es poco común encontrar mujeres cristianas que no se arrepientan de haberse casado con un hombre que no comparte su fe.
Una medida importante de esto es la disposición que tiene a vivir la castidad en el noviazgo. Un hombre que te invita a tener relaciones sexuales prematrimoniales no le ha dado el primer lugar a Dios en su vida. Una persona que te acompaña en el pecado no es precisamente lo que Dios quiere para ti.
No podemos decir que la Biblia prohíbe taxativamente el matrimonio con no cristianos, aunque pueda ser humanamente recomendable para muchas parejas. En 1 Corintios 7,14, San Pablo explica qué sucede en los matrimonios donde un cónyuge no es cristiano y queda claro que no se opone completamente a esos matrimonios: “El marido no creyente queda santificado por su mujer, y la mujer no creyente queda santificada por el marido creyente”, una cita que recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica en su párrafo 1637.
El Catecismo añade: “Es un gran gozo para el cónyuge cristiano y para la Iglesia el que esta santificación conduzca a la conversión libre del otro cónyuge a la fe cristiana. El amor conyugal sincero, la práctica humilde y paciente de las virtudes familiares, y la oración perseverante pueden preparar al cónyuge no creyente a recibir la gracia de la conversión”.
Estadísticamente, la principal causa de conversión al catolicismo por parte de adultos en países de Occidente es que su cónyuge o novio/a pertenece ya a la Iglesia Católica y desean compartir su fe. Pero muchos podrían considerar que lo prudente es que la pareja se bautice o se convierta en la fase de noviazgo y se casen cuando esta fe haya madurado un poco.
2. El mentiroso
"Si descubres que el hombre con el que estás saliendo te ha mentido acerca de su pasado, o que siempre está borrando su rastro para esconderte secretos, corre hacia la salida más próxima. El matrimonio debe construirse sobre el cimiento de la confianza"
3. El playboy
Me gustaría poder decirte que si encuentras al típico galán en la iglesia puedes considerar que vive la pureza sexual. Pero no es el caso común hoy. He oído historias de horror de solteros que forman parte de movimientos en su parroquia y van a misa los domingos, pero son Casanovas el resto de la semana. Si te casas con un tipo que iba de cama en cama antes de la boda, ten por seguro que irá de cama en cama tras la boda
4. El que no cuida su familia anterior
Hay buenos hombres cristianos que han vivido procesos de conversión, que tienen un pasado de fracaso familiar y pueden ser completamente felices en una unión sacramental ahora que han conocido al Señor y viven su fe. Ejemplos de esto: un viudo, uno que se unió civilmente (no sacramentalmente) y se separó, que haya tenido un matrimonio sacramental no válido (nulidad matrimonial), o que simplemente tuvo hijos fuera del matrimonio en algún momento de su vida.
Aquí la precaución viene de cómo ha tratado este hombre a su familia anterior, en especial a los hijos que ha tenido con otra mujer antes de conocerte. "Si descubres que el hombre con el que sales no ha cuidado a sus hijos de relaciones anteriores, has descubierto un fallo fatal. Un hombre que no paga sus errores ni apoya a sus hijos anteriores no te va a tratar responsablemente", dice J. Lee Grady
5. El adicto
"Los hombres que van a la iglesia y tienen adicción al alcohol o las drogas han aprendido a esconder sus problemas, pero no deberías esperar a la luna de miel para descubrir que es un borracho. Nunca te cases con un hombre que se niega a recibir ayuda contra su adicción. Insístele en que busque ayuda profesional y aléjate de él. Y no caigas en una relación codependiente, en la que él dice que te necesita para estar sobrio. Tú no puedes cambiarle."
Es importante que conozcas los hábitos de la persona con la que sales, si notas que todos los fines de semana necesita salir a beber con sus amigos, que no concibe una salida sin mezclar el alcohol o alguna otra sustancia estimulante, si siempre consigue una buena excusa para tomarse un trago, debes tomarlo como señales de alerta que te permitan tomar una decisión y alejarte a tiempo, tu no puedes cambiarlo.
6. El holgazán
Una amiga de Lee descubrió, después de casarse, que su nuevo marido no tenía ningunas ganas de encontrar un trabajo serio y que su plan consistía en estar en casa jugando a videojuegos mientras su esposa trabajaba y pagaba las facturas. Un hombre que no está dispuesto a trabajar no merece una esposa cristiana. Recuerda "Quien no está dispuesto a trabajar, que no coma" (2 Tesalonicenses 3,10)
Un hombre de bien, siente en su corazón el deseo de proteger a su familia, de brindarle a su esposa e hijos lo que necesitan para sentirse seguros. Incluso cuando la mujer trabaja y puede ayudar en el sostenimiento del hogar, el hombre siente el deseo de cuidar de los suyos con su trabajo también. Si percibes que el hombre con el que tienes un noviazgo no se preocupa por trabajar y proyectar un futuro en común con los frutos de su esfuerzo, aléjate a tiempo o tendrás que lidiar con situaciones muy dolorosas en tu matrimonio, en donde muchas veces te sentirás sola en tus luchas.
7. El narcisista
"Deseo sinceramente que encuentres un hombre apuesto. Pero cuidado: si tu novio pasa 6 horas al día en el gimnasio y publica con regularidad fotos de sus bíceps en Facebook tienes un problema".
"Puede que sea ‘lindo’, pero un hombre tan centrado en su apariencia y sus propias necesidades nunca podrá amarte sacrificialmente, como Cristo ama a la Iglesia (Efesios 5,25). El hombre que siempre se busca a sí mismo en el espejo no se fijará en ti".
8. El abusador
"Los hombres con tendencias abusadoras no pueden controlar la ira cuando hierve en su interior. Si el hombre con el que sales tiene tendencia a levantar la mano sobre ti o sobre otros no te sientas tentada a racionalizar su comportamiento. Él tiene un problema, y si te casas con él tendrás que navegar en ese campo minado evitando detonar más explosiones. Los hombres iracundos dañan a las mujeres, a veces verbalmente, otras físicamente. Encuentra un hombre gentil".
La paciencia es una virtud que se puede cultivar, así como la dulzura en el trato. Pero el hombre debe hacer esto porque él quiera, no tratar de “remediarlo” de forma aparente mientras está contigo sólo para ganar tu aprecio. Si notas que es agresivo con los demás, aunque no lo sea contigo, es un claro indicador de que esta situación empeorará notoriamente en el matrimonio. La ira incontrolable es producto de heridas en el corazón de este hombre, que él debe sanar a solas con la ayuda de Dios. No te corresponde a ti cambiarlo, es mejor que te apartes y ores por él como su amiga
9. El infantil
J. Lee Grady advierte “Ten cuidado con un hombre que aún vive con sus padres a los 35 años. Si su madre aún le hace la comida, la limpieza y le plancha la ropa, puedes estar segura de que está atascado en un bucle temporal emocional. Te buscas problemas si crees que puedes ser esposa de un chico que no ha crecido. Retrocede y, como amiga, anímale a que encuentre un mentor que le ayude a madurar".
Es posible que esto no aplique totalmente en Latinoamérica o España, donde el 56% de los adultos entre 30 y 34 años están en paro, por lo que muchos han vuelto a vivir con sus padres. Con la crisis económica y de vivienda, la edad de independización de los jóvenes está en los 30 años. Muchos que viven con sus padres por razones económicas pueden ser perfectamente maduros. Lo notarás por las responsabilidades consigo mismo y con sus padres que es capaz de asumir, si ayuda en las labores, cuida de sus padres, es servicial y tiene autonomía en sus decisiones y criterios.
10. El maniático del control
"Hay algunos hombres cristianos que creen en la superioridad masculina, que citan las Escrituras y suenan muy espirituales, pero tras su fachada de autoridad marital esconden una inseguridad profunda y un orgullo que puede convertirse en abuso espiritual. En 1 Pedro 3,7 se pide a los maridos tratar a sus esposas como iguales". [La cita, que tomamos de la nueva Biblia de la Conferencia Episcopal Española, dice: "Los maridos en la convivencia con la mujer, sabiendo que ella es más delicada, demuestren estima hacia ellas como coherederas que son también de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no encuentren obstáculo"].
"Si el hombre con el que sales te habla despreciativamente, hace comentarios insultantes contra las mujeres y desprecia tus dones espirituales, márchate ya. Él sólo busca poder. Las mujeres que se casan con maniáticos del control religiosos acaban a menudo en una pesadilla de depresión".
Tras esa búsqueda de control “basado en las Escrituras” puede esconderse un machismo exacerbado, ten mucho cuidado con ello. Un hombre realmente cristiano sabe que el Señor pide a la mujer obedecer a su marido, pero al hombre le pide lo más difícil, amar a su mujer con tal entrega que sea capaz de dar la vida por ella como Cristo lo hizo con su Iglesia (Leer Efesios 5,21-30). Es decir, el mayor peso en este pasaje bíblico lo tiene el hombre que debe desvivirse por el cuidado y protección de su mujer e hijos, que debe ser gentil, delicado y amoroso con su mujer como lo fue Cristo con los suyos, escuchando siempre sus necesidades y ayudándoles a crecer, desprendiéndose de muchas costumbres y gustos que tenía cuando estaba solo, por el bien de los que ama. Esta no es una tarea sencilla para el hombre, pero seguro cualquier mujer cristiana se sentiría feliz y dispuesta a seguir el liderazgo de un hombre que la ame como Cristo. En esta exhortación, la parte más exigente es para el hombre, hay mucho de entrega y sacrificio en esta cita, y nada de machismo ni superioridad masculina.
Conclusión final
Si eres una mujer cristiana, no desperdicies la oportunidad única de servir a Dios en el sacramento del Matrimonio, casándote con un tipo que no te merece y con quien no puedas construir una familia que camine unida hacia la Santidad. Tu decisión más inteligente en la vida es casarte con un hombre que realmente ame a Jesús y cuya meta sea darle Gloria a Dios en el hogar que juntos van a construir.
Es posible que algunos de estos defectos, con ayuda espiritual y verdadera disposición del hombre, pueden mejorarse ya que todas las personas pueden cambiar, pero debe hacerlo antes del matrimonio. Es importante que tengas en cuenta la relevancia del sacramento y que luego de casados, con la convivencia diaria, muchas cosas que hoy no te gustan se potenciarán más porque las verás y vivirás todo el tiempo. Por eso para el bien de ambos, todo cambio auténtico debe suceder antes de darse la unión sacramental. Recuerda que te casas hasta que la muerte los separe, para compartir la vida juntos y caminar de la mano con los hijos hacia la Santidad.// Píldoras de fe (NET)
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