Avances que ponen en jaque a la ciencia tal y como la conocíamos

El astrónomo Nicolás Copérnico dedicó 25 años de su vida al desarrollo de la teoría heliocéntrica del Sistema Solar y escandalizó a la comunidad científica cuando reveló que la Tierra giraba alrededor del Sol. El Tribunal de la Santa Inquisición condenaba un siglo después al físico italiano Galileo Galilei (1564-1642) por defender las teorías copernicanas y mofarse de las teorías bíblicas que situaban a la Tierra en el centro del universo. La Iglesia no rectificó hasta 1992. Sin embargo, cuestionar teorías divinas y científicas ha dejado de ser una conducta peligrosa para ser un ejercicio de responsabilidad. Incluso aunque los descubrimientos contemporáneos hagan temblar los pilares de la ciencia: un experimento reciente del Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN) ha cuestionado la teoría de Einstein de que nada supera la velocidad de la luz.

Los responsables del experimento 'Opera' confirmaron el pasado viernes haber constatado la existencia de neutrinos, un tipo de partículas subatómicas que viajan a una velocidad superior a la luz. Nuevas investigaciones y mediciones independientes deberán corroborar o descartar la existencia de estas partículas elementales, pero si se ratifica el descubrimiento echaría por tierra uno de los fundamentos básicos de la física.

No es la primera vez que la ciencia contemporánea hace temblar los cimientos de lo dado por cierto a lo largo de décadas. Una investigación estadounidense publicada en la revista Science en 2010 sobre el genoma del Homo neanderthalensis reveló que éste se apareó con el Homo sapiens en algún lugar de Oriente Medio o del norte de África hace entre 50.000 y 80.000 años y que, entre el 1 y el 4% de nuestro genoma es herencia directa del neandertal. Esta nueva teoría contradice la aceptada teoría de que las dos especies no habían coincidido ni en tiempo ni en espacio.

Los dinosaurios

La comunidad paleontóloga también enmudeció cuando un estudio dirigido por la experta estadounidense Gerta Keller desmintió ya en 2009 que el impacto de un asteroide en la península mexicana de Yucatán fuese el causante de la desaparición de los dinosaurios hace 65 millones de años. Keller defiende que el impacto no pudo provocar la desaparición de ninguna especie porque "la colisión ocurrió 300.000 años antes de la extinción en masa". Esta teoría fue ratificada por la NASA el pasado día 20 de septiembre.

La Iglesia ha dejado de condenar empíricamente a los detractores de teorías divinas. Sin embargo, el británico Stephen Hawking escandalizó al Vaticano en 2010 con la publicación del libro 'Una breve historia del tiempo', en el que descartaba a Dios como creador del universo, del mismo modo que el darwinismo había eliminado la necesidad de un creador en el campo de la biología.// 20minutos.es

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