Tres son las vías principales a través de las cuales usted puede terminar siendo víctima de una estafa: la ingenuidad, la desesperación o la ambición.
Y los delincuentes que se dedican a esta modalidad de robo saben perfectamente cómo explotar cada una de estas tres debilidades humanas.
Nadie está exento. La prueba es que todavía hay gente que cae en la historia del famoso príncipe de Nigeria que promete repartir su millonaria herencia si la persona le ayuda a recuperarla; o quienes salen corriendo al banco a consignar un dinero para que le entreguen un carro que, les dicen, se acaban de ganar.
Pero el asunto ha llegado a niveles muy sofisticados y ni los universitarios que quieren especializarse en el exterior se salvan.
Guía con varias de las modalidades más en boga (basadas en registros de la Dijín) para que no sea la próxima víctima.
1. El ‘trasteo millonario’
“Hola Camila, soy Laura. Viniendo de Ecuador me pararon en un retén en la frontera y me salió una orden de captura absurda. Prima, ahí va un camión con un trasteo y en la lavadora y el equipo (de sonido) van 240.000 dólares. El conductor se llama Luis, llámalo al 32064427**. Esta persona no sabe nada de lo que pasó ni de lo que lleva. Me toca entregar el celular, así que no podré volver a comunicarme en un tiempo. Confío en ti”.
Este mensaje de texto prolifera en las redes de telefonía celular desde finales del año pasado y apela a una de las fórmulas más potentes para realizar una estafa: despertar la ambición de la víctima.
Los que caen en esta trampa piensan que el destino ha puesto en su camino una oportunidad única de quedarse con una alta suma de dinero, gracias a un mensaje que les llegó por error.
Tras recibir la información, el ‘vivo’ que ha mordido el anzuelo llama al número indicado, pero quien le contesta no es un transportador sino un avezado estafador.
Le dice que se ha quedado solo y sin dinero para los peajes, la comida y la gasolina, y que necesita que le manden cuanto antes –a través de una empresa de giros– un dinero para poder llegar con el preciado cargamento a Bogotá. Los montos oscilan entre los 500.000 pesos y el millón, pero quien los consigna jamás vuelve a saber nada ni del conductor ni del supuesto trasteo ni de su plata.
2. Tumbados ‘on line’
Las plataformas de internet para la compra y venta de objetos entre particulares se han convertido en un terreno muy fértil para los estafadores. La Policía tiene registro de 4.000 casos solo este año, y cabe anotar que la mayoría de las víctimas no denuncia.
La fórmula más simple consiste en que el comprador nunca recibe el producto por el que pagó o lo recibe en mal estado. Pero el tema se ha ido sofisticando. Los estafadores buscan a personas que venden objetos valiosos y se los pagan con una consignación en cheque. El vendedor recibe la notificación de su banco, o la constata vía web, y entrega su mercancía. Pero para su sorpresa, al día siguiente el pago aparece reversado. La explicación: el cheque tiene un período de canje y en ese lapso el ‘comprador’ da orden de no pago o, simplemente, el cheque no tiene fondos que lo soporten.
3. Romances que terminan en ‘atracos’
Un noviazgo por internet terminó el año pasado convirtiéndose en un auténtico drama para una mujer divorciada y madre de dos hijos que perdió ocho millones de pesos con un hombre al que ni siquiera le vio la cara. Este episodio, más común de lo que se cree, comenzó cuando la víctima, sumida en una depresión por su separación, comenzó a buscar amigos a través de chats públicos. Así fue contactada por un supuesto militar estadounidense al que habían enviado a una misión a Irak. “Chateaban varias veces al día. Él robó las fotos del perfil que un militar real tenía en redes sociales y las hacía pasar como suyas. La disculpa para no chatear por video era a que él se lo tenían prohibido por razones de seguridad”, narró un investigador de la Dijín.
Con el tiempo iniciaron un noviazgo virtual, y luego de un año de romance el estafador le pidió a la víctima que le consignara un dinero para poder viajar a Colombia y así conocerse y contraer matrimonio; la engañó diciéndole que él tenía las cuentas congeladas. La mujer, ilusionada, envió dos giros, cada uno por 4 millones de pesos, producto de sus ahorros de los últimos años. Al final, una amiga, a la que le pidió un préstamo para una tercera transferencia, le hizo ver que estaba siendo víctima de una estafa. Y la Policía se lo confirmaría.
4. ‘O manda dinero o su familiar va preso’
A través de una llamada telefónica, el delincuente se hace pasar por miembro de un organismo de seguridad del Estado y le advierte a su víctima que un familiar suyo acaba de ser capturado por algún delito, como porte de armas o posesión de drogas.
La terminología usada es convincente y, además, el estafador se ha nutrido previamente de la información que la propia gente pone en redes sociales para el dar nombre y características del familiar supuestamente detenido.
Avanzada la conversación, el falso policía o miembro de la Fiscalía le dice a su angustiada víctima telefónica que le quiere “colaborar”, y que para no enviar a una audiencia de judicialización a su pariente, le debe consignar una suma de dinero de forma inmediata. En la angustia del momento, muchas de las personas estafadas ni siquiera se toman el trabajo de verificar dónde está su familiar y terminan transfiriendo sumas que por lo general van desde 2 hasta 5 millones de pesos. En el 2015 se han denunciado 49 casos de esta modalidad.
5. ‘Ganaste un carro o millones de pesos’
Fanfarrias, una música que identifica a una conocida marca, la mención de esa marca (o de varias) y una voz profesional y entusiasta que lo felicitan por ser el feliz ganador de 15 millones de pesos o de un carro cero kilómetros. Suena creíble, la persona piensa que es su día de suerte y sigue la indicación de comunicarse a un número para concretar la entrega de su premio. Ya en esa comunicación, una falsa empleada de Coljuegos le pide a la víctima que consigne de inmediato un deducible (porcentaje del valor del premio) en una cuenta bancaria, para así poder hacer la entrega. Pero claro, todo es mentira. En el 2014 hubo 1.187 estafas de este tipo, que también se hacen por mensajes de texto.
6. Casas vendidas hasta 10 veces al tiempo
Todo comienza con el arriendo de una casa, un apartamento o una finca. Una vez instalado allí, el arrendatario –que por lo general paga dos o tres meses de renta por adelantado–, falsifica los papeles de propiedad del predio y empieza a venderlo a través de clasificados o páginas especializadas. El delincuente se gana la confianza del comprador porque él mismo le muestra el lugar. Esta operación, que se hace en cuestión de días y con varios clientes a la vez –hay casos documentados de 10 al mismo tiempo– termina cuando los interesados consignan las arras del negocio. El arrendatario, con los bolsillos llenos, abandona el predio; y la víctima, que finalmente logra contactar al verdadero dueño, se percata de la gran estafa.
7. Préstamos inexistentes
Ciudadanos reportados en centrales de riesgo y que requieren dinero urgente son las presas ideales de esta modalidad. En carteles, volantes y llamadas al azar (en este último caso, hechas por falsos empleados de bancos) se ofrece la posibilidad de acceder a préstamos de dinero sin mayores requisitos. Al otro lado de la línea, personas, que siempre se muestran amables, ofrecen los beneficios pero pronto aparecen los ‘peros’: los interesados deben cancelar un dinero para un supuesto seguro.Aunque los montos pueden no ser tan altos, comparados con otras estafas, la Policía indica que el ‘negocio’ de los estafadores consiste en captar la mayor cantidad de gente posible. Ellos cambian de oficinas y de números celulares varias veces al año y pocas veces dejan rastro.
8. Ni los desempleados se salvan
Ni siquiera las personas desempleadas escapan a los tentáculos de la delincuencia. Algunos inescrupulosos montan oficinas de empleo por uno o dos meses, las cuales se dan a conocer a través de carteles y volantes repartidos en las calles. Una vez los interesados acuden al lugar, les piden dinero para papelería, seguros y gastos médicos (entre 100.000 y 150.000 pesos). De hecho, hay casos en los que los desempleados alcanzan a ser examinados por supuestos médicos. Con el paso de los días, la oficina desaparece y los afectados, además de desempleados, quedan estafados y hasta endeudados.
9. Sin viaje y sin estudio
La ilusión de algunos estudiantes que quieren seguir formándose en el exterior es el ‘gancho’ perfecto de una modalidad de engaño que cada día se presenta con mayor frecuencia. Los estafadores identifican a estudiantes a través de redes sociales y los contactan para ofrecerles especializaciones y maestrías en el exterior a precios muy inferiores a los reales. Incluso utilizan páginas de internet similares a las de prestigiosas universidades para enviar la información. Al final les cobran por las supuestas inscripciones y los gastos de estadía. Hay personas –según la Policía– que han girado hasta $ 15 millones.
10. Las gobernaciones y las alcaldías también caen
El ciudadano de a pie no es el único que está en la mira de los estafadores. La Policía tiene identificada una modalidad protagonizada por organizaciones delictivas que suplantan a funcionarios del Gobierno mediante correos electrónicos y llamadas para sacarles millonarias sumas de dinero a alcaldías y gobernaciones, a costa de licitaciones inexistentes. Tienen todo calculado: papelería con logos gubernamentales, correos electrónicos con los mismos logos y supuestas secretarias que durante cierto tiempo están atentas a despejar dudas del trámite. “Llaman, por ejemplo, a alcaldías de poblaciones pequeñas y les ofrecen la opción de participar en licitaciones para la dotación de hospitales, pero que para ello deben consignar entre 10 y 15 millones de pesos, solo por el derecho a concursar”, explica la Dijín.
Clásicos del engaño
‘Pirámides’ como DMG, que estafó a más de 200.000 personas, siguen apareciendo. La promesa de una rentabilidad increíble sigue capturando incautos que luego lo pierden todo.
Pero también están el ‘príncipe de Nigeria’, la ‘lotería de Bill Gates’ o las viudas que comparten sus herencias porque no tienen a quien dejársela; el concesionario de carros que ofrece unos precios increíbles, pero que a los tres o cuatro meses desaparece dejando a sus clientes sin su dinero o sin sus vehículos; las maravillosas fincas de descanso que son alquiladas por gente que no son sus dueños. Y, desde luego, las múltiples estafas en internet, como el viejo correo que advierte de un cierre de la cuenta bancaria y suministra un ‘link’ donde la persona digita sus claves sin saber que se las está entregando a ciberdelincuentes que ‘vaciarán’ sus fondos.
Marco legal muy débil
Uno de los principales obstáculos que enfrentan las autoridades a la hora de atacar la estafa es el débil marco legal que existe alrededor de este delito. El código penal contempla penas de 32 meses de prisión, es decir que es excarcelable. Y, según la Dijín, cuando el monto del engaño supera los 80 millones de pesos, la pena se incrementa en el doble, pero esta sigue siendo laxa. Por ello, las investigaciones se centran en demostrar otros delitos en este tipo de casos, como concierto para delinquir, que sí tienen opciones de generar medidas de aseguramiento para los delincuentes.// El Tiempo (COM)
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